Mi segunda estrella

El día que nació mi segunda hija, en realidad estaba llena de miedo, porque me sentía rebasada en todos los aspectos. ¡Poder sostener una vida más cuando, ni siquiera encontraba espacios para cubrir mis necesidades más básicas de alimento, sueño, descanso! Y, por supuesto, sin perder la voluntad para llevar a cabo mi misión de servicio y transformación de todos aquellos que quisieran encontrar una mejor manera de vivirse a sí mismos en éste planeta…

En cuanto tuve a mi hija entre los brazos, después de más de 10 horas de dolor de parto, supe qué esa pequeña venía al mundo con tal fuerza, determinación y carácter, que desde el primer instante de haberse anidado en mi vientre había transformado la vida de su hermano y la mía, por supuesto. ¡Ella se había plantado ante las adversidades como una verdadera guerrera de luz que estaba destapando la mejor versión de mí en mi máximo potencial!

En esos momentos, como en tantos de mi vida, el soporte y el amor incondicional de mi madre, a quién nunca me cansaré de honrar y bendecir, me permitieron seguir de pie y sostener la vida de mis dos hijos y atender también a mis consultantes.

Sin embargo, al no poder contar con guarderías debido a la pandemia, se volvió mucho más complicado poder malabarear mi misión -que implica un tra

bajo permanente- con mi vida personal y mi maternidad.

Me sentía también rebasada por la tecnología y la falta de tiempos para aprender. Sin embargo tomé toda la fuerza que me quedaba, a través de la mirada dulce y poderosa de mis dos hijos, y comencé a estudiar muchísimo acerca del marketing, el manejo de redes sociales, la creación de embudos digitales, etc. para hacer llegar mi mensaje a las personas indicadas. ¡Tantas cosas más se sumaban a mis ya de por sí extenuantes labores!

Los guías me seguían indicando que tenía que cumplir con mi misión de llegar a 1,001,000,000 de seres humanos y de transformar todas esas vidas; que debía llevar el mensaje de que somos pedazos de la divinidad, partículas de Dios y cómo vivir desde ése lugar en cualquier reto y adversidad que la vida nos presente… pero al tener tan abandonadas mis redes y no poder acceder a otra forma de comunicar el mensaje, me vi obligada a estudiar las maneras de lograrlo. Es así como surgió la masterclass que derivó en una segunda generación de lectores de registros Akáshicos, donde sin saberlo, ¡¡algo mágico estaba a punto de ocurrir!!